Concha Saiz, 17 años con la música

A partir de la LOGSE se modificó, se hizo una escuela de música y aquí tenéis cabida todos los que queráis aprender música desde los 4 hasta los 100 años". La directora afirma que le encanta dar clase en nuestro pueblo, porque "la gente de aquí es una gozada, majísima, educada, culta. El nivel de Torre es elevado y en los niños lógicamente se ve".
Éstos empiezan su educación musical en la asignatura de Música y Movimiento, a los 4 años. Cantan, bailan, tocan instrumentos de pequeña percusión, hacen trabalenguas y escenifican cuentos. A los 6, pasan por todas las áreas del centro y se familiarizan con todos los instrumentos que tienen. "Con cada uno de los instrumentos que conocen salen diciendo a sus papás que quieren ser pianistas, violinistas...", nos dice Concha divertida. A los 7, todos eligen un instrumento y aprenden a tocarlo. Tienen clases en grupo, para acostumbrarse a escuchar, a respetar, y a tocar y colaborar unos con otros.
¿Has sido alumna aquí?
No. Cuando yo entré no llevaba mucho tiempo la escuela abierta, no creo que llegue al cuarto de siglo aún. Pero sí tengo profesores que antes fueron alumnos de esta misma escuela y eso es muy bonito.
¿Querríais ofrecer más asignaturas de las que impartís?
Creo que debemos estar abiertos a más y que tenemos que pensar siempre en más. Pienso que Torrelodones se merece que esto sea más grande. En este momento hay más de 400 alumnos. Normalmente la ratio población-alumnos es de un 1,3 en países con una tradición musical, como Noruega o Austria. En Torre la ratio es superior, lo que es fantástico.
¿Hay mucha demanda de plazas?
Sí, estamos un poco agobiados. Hay instrumentos muy masivos con lista de espera y, por otra parte, esto se nos ha quedado pequeño. Hacemos lo que podemos. Hay un número de profesores y estamos con los horarios llenos. Normalmente durante el curso hay fluctuaciones, plazas que se quedan libres y que se llenan con la gente de la lista de espera.
El alumnado se compone de niños.
Sí, hay muy pocos adultos. Yo tengo a una alumna que es profesora de un colegio de Torrelodones y también hay un hombre de unos setenta años. Aquí los adultos tienen su plaza y participan en todas las actividades, lo que es maravilloso.