Don Juan Tenorio

Se trata de una obra dramática que cada año renueva el recuerdo de su autor con ocasión de la festividad de los Difuntos. Don Juan, que tiene como precursor El burlador de Sevilla, de Tirso de Molina, y No hay plazo que no se cumpla, de Antonio de Zamora; se ha convertido en un mito universal y en inspiración de un sinfín de autores literarios.

Drama romántico
La obra versiona el personaje de Don Juan dentro de una concepción romántica, que se refleja en los rasgos del personaje, los elementos de ultratumba y el amor que trasciende los límites de la muerte. El texto resume la doctrina católica del arrepentimiento y de la salvación.

La trama
La obra narra las peripecias de este personaje, un caballero dedicado a los amoríos, los duelos y las apuestas. Con una de ellas se inicia la trama: se reta con Don Luis Mejía, para ver quién ha seducido a un mayor número de mujeres y quién ha matado en duelo a más hombres. Al salir vencedor Don Juan, su adversario le reta de nuevo a conquistar a una novicia.

Casi treinta actores trabajaron en la función. Rafael Castillo, en el papel principal de Don Juan, supo interpretar tanto las escenas con menor carga emocional (que en ocasiones ocasionaron la risa), como las más dramáticas del segundo acto.

Don Juan le dice a Don Luis Mejía (Pedro Castillo) que le quitará a su prometida Doña Ana de Pantoja (Amelia Gálvez), a la que seduce. Además, conquistará a una novicia, Doña Inés de Ulloa, papel interpretado por Lorena del Amo, quien transmitió al público una gran dulzura.

Don Gonzalo de Ulloa (Agustín Maroto), quien había convenido el matrimonio entre Don Juan y su hija Doña Inés, oye el desafío y retira su consentimiento. Más tarde, el protagonista asalta el convento donde está Doña Inés, la rapta y se enamoran locamente. Don Luis y Don Gonzalo morirán en duelo contra Don Juan, y éste huirá a Italia.

En el segundo acto, Don Juan vuelve a Sevilla y visita el cementerio donde yace Inés, quien murió de amor (en este momento, la escenografía y las luces son magníficas). Doña Inés también ha hecho una apuesta, pero con Dios: si antes de la muerte de su amado éste llega a arrepentirse, ambos se salvarán, pero si no lo consigue, se condenarán eternamente. Justo cuando Don Juan está a las puertas del Infierno, se lamenta de todo el mal que ha ocasionado. Ese instante de arrepentimiento es suficiente para que toda una vida de pecado sea perdonada.

Carlos Arias
Carlos Arias, además de asumir la dirección de la función también actuó. Pudimos intercambiar unas palabras con él al concluir la obra. Nos comentó que Don Juan Tenorio la representa este grupo desde hace veinte años, aunque siempre hay modificaciones y rotación en los papeles. Él lleva en Torrearte veinticinco años y está encantado con este trabajo.
¿Qué requisitos hacen falta para entrar en Torrearte?
Que ames y te apasione el teatro y que tengas tiempo para ello, pues requiere mucho trabajo. Torrearte no es un juego, como se puede ver, sino que se trata de un grupo que trabaja seriamente. Además, no está remunerado.

La escenografía y las luces han sido muy bonitas
La escenografía es muy sencilla, pero hay mucho trabajo detrás de ella, aunque no lo parezca. Las luces son espectaculares y con ellas podemos jugar y crear los distintos ambientes.
¿Destacarías algo del Don Juan?
No hay nada que destacar. El Don Juan es todo lo que se ha visto. Lo más importante para que esta obra salga adelante es el trabajo de grupo y de equipo, pues somos muchos en esta interpretación. Todo lo hacemos nosotros: los decorados, el vestuario... Por ello, es muy importante saber trabajar en equipo.
¿Vais a algún lado ahora?
Mañana estaremos en Colmenarejo.