Un candidato ilusionado

Si los pronósticos se cumplen, por qué no, Javier Laorden será alcalde a partir de la próxima primavera. Con o sin mayoría absoluta, deberá afrontar, así lo ha manifestado, un pleno donde se analizará la situación de Torrelodones en esta crisis que parece prolongarse en el tiempo mucho más de lo anunciado por los que nos gobiernan.

Laorden aún no ha llegado y ya está ilusionado. Eso de ser alcalde de tu pueblo debe superar a la erótica del poder. Y siempre, como otros también lo han manifestado, comienzan el mandato con el consabido buenismo. Vamos que dará voz y participación tanto a los otros grupos como a las asociaciones vecinales, a las que escuchará y comprometerá. Ojalá en Torre no se contagien y echen la culpa de todo a Aznar… o a Galbeño… que es lo que acostumbran en otros lares.

Aparte de centrarse, nada más comenzar el mandato, en donde ahorrar, donde dejar de invertir, hasta donde llegarán los impuestos y dineros que maneja el ayuntamiento, qué impuestos subir o qué servicios mantener o reducir, Laorden quiere hincarle el diente a los atascos que caracterizan el tránsito rodado en el municipio. Municipio que sirve de paso a Hoyo de Manzanares y a Galapagar y por lo que sufre un exceso de circulación en ambas cicatrices. Aparte, Torre en sí tiene ocho núcleos poblacionales que intentará interconexionar de la mejor forma posible.

Laorden está convencido de que las nuevas tecnologías y su implantación municipal será de gran beneficio y ayuda en el futuro de la vida ciudadana. Tarjeta ciudadana, libro electrónico, imperativo de eficiencia administrativa, transporte público inteligente, escuela de emprendedores, es el lenguaje que el futuro alcalde ya tiene en su programa de cara a las próximas elecciones municipales.

Si Torrelodones siempre ha presumido de ser un municipio algo privilegiado, por ilusión del próximo alcalde que no sea. Y si logra contagiar al resto de grupos municipales, pues mejor que mejor.