Este monolito forma parte de las acciones incluidas en la campaña ‘Descubre al Nobel del pueblo’. En él, además de su fecha de nacimiento y fallecimiento, se recogen sus distintas facetas artísticas, se relata que se le dio el Premio Nobel de Literatura en el año 1922 “por la feliz manera en que ha continuado las tradiciones ilustres del drama español”, y se recuerda, como no, que era amante y vecino de la Villa de Galapagar y pidió ser enterrado en el cementerio del municipio.
“Su instalación surge con la intención de dar a conocer la figura de Jacinto Benavente entre la ciudadanía de Galapagar, sobre todo a las personas que pasean por delante de su monumento sin saber realmente la relevancia internacional de Jacinto Benavente, así como su legado y vínculo con nuestro municipio”, explican desde el Ayuntamiento. “De esta forma, conseguimos que Jacinto Benavente tenga mayor presencia y cercanía para los habitantes del municipio al conseguir sacar a las calles su imagen, su sentir y su pensamiento.
No cobró el cheque por ganarlo
Jacinto Benavente recibió el Premio Nobel de Literatura en 1922, cuando ya llevaba años residiendo por temporadas en Galapagar, donde escribió parte de su obra al cobijo de la tranquilidad y posible inspiración que le ofrecieran nuestro pueblo y nuestras gentes.
Benavente nunca llegó a cobrar el cheque por ganar el premio Nobel de Literatura y tampoco guardó su galardón de premiado. El Archivo Histórico Nacional conserva el diploma y el medallón que le otorgaron en Estocolmo, así como el cheque por valor de 122.482,56 coronas (unos 12.000 euros) expedido por el Stockholms Enskilda Bank.