Asegura Mario González, responsable del Centro de Acogida Animal, que un gato callejero “aporta mucho más a la sociedad de lo que puedes llegar a pensar a simple vista”. Son animales que en la mayor parte de los casos, “se han adaptado a la vida salvaje tras haber convivido con los seres humanos, es decir tras una pérdida o un abandono”.
Los gatos callejeros “eliminan plagas de palomas, roedores y cucarachas, reducen la transmisión de enfermedades y la presencia de roedores en campos de cultivo y zonas urbanas, y tienen como consecuencia un menor gasto público en programas anti-plagas”, explica. Eso no significa que Torrelodones permita que campen a sus anchas. En la actualidad, hay 75 personas con carnet de alimentador de colonias felinas, que reciben un curso específico, y ayudan en su control, avisando cuando aparecen animales nuevos, hay alguno enfermo, aparecen camadas… Hay unas 90 colonias en la localidad, “la mayor de ellas totalmente controladas”, explica González.
El Centro de Acogida Animal, en colaboración con estos gestores, realiza una labor de control ético de su población, con campañas de recogida, esterilización y suelta (método CER), “el único método que funciona para que los gatos estén controlados”, y cuyos efectos se empiezan a notar inmediatamente, ya que disminuye el número de camadas y por tanto de nuevos individuos, lo que comporta un cuidado más completo y mejor de la colonia”, explica. Los gatos esterilizados tienen una marca en la oreja, que les identifica como tales.
González ha aprovechado también para recordar a los vecinos que para evitar también la proliferación de gatos callejeros, los dueños de gatos domésticos deben tenerlos ‘chipados’, lo que permite su identificación y devolución, cuando se encuentran perdidos. También recomienda su esterilización.