Además de afectar a la salud y estética del árbol, la procesionaria supone un riesgo sanitario grave para las personas y los animales de compañía. Por ello, la fumigación contra las orugas en los meses de otoño es una acción necesaria y preventiva de cara a primavera, que es cuando se produce la rotura de los denominados bolsones formados en invierno.
En muchos casos, los bolsones aparecen cuando es demasiado tarde para realizar los tratamientos. Con la fumigación en esta época se impide el crecimiento de las larvas y así se evita que afecten posteriormente al arbolado y también a las personas.
Por ello, desde la Concejalía de Medio Ambiente se pide la colaboración de todos aquellos propietarios de fincas con pinos o cedros, que recibirán una ayuda municipal de 2,42 euros por árbol, de forma que el precio final para los vecinos será de 7 euros por cada árbol fumigado.
Quienes deseen sumarse a esta iniciativa pueden descargar el formulario de solicitud en este enlace. El plazo de presentación de solicitudes finaliza el próximo 30 de octubre.