Miércoles 23 de abril de 2014
Un alarmante olor a quemado despertó a otro vecino de su siesta del martes 6 de diciembre. Cuando salió, descubrió entre el humo que las llamas no salían de su jardín, sino de un contenedor amarillo que se halla contiguo a su valla. A petición de la policía, utilizaron su propia manguera para sofocar el fuego, además de varios cubos de agua que tuvo que sacar otra vecina. Según los asistentes, la policía comentó que sospechaba quiénes eran los responsables, pero lamentó no poder detenerlos hasta no pillarles "con las manos en la masa".
Estos actos no tienen como única consecuencia los desperfectos ocasionados en los contenedores, sino que suponen un peligroso riesgo de incendio, agravado por la proximidad de los domicilios.