Cultura alternativa

La tendencia a pasar el agosto en Torre parece que se va a recuperar, no por la calidad, que la hay, sino como consecuencia de la crisis que falta por venir. Antaño, los madrileños veraneaban en la sierra. Luego llegaron años de bonanza económica y los destinos fueron lejanos y costosos. Precisamente muchos vecinos de Torrelodones eran quienes elegían lugares de playa, incluso en costas atlánticas, para cambiar de aires. Pero el regusto de no pasar calor y vivir noches en la sierra volverá. Está volviendo, aunque los hosteleros todavía no lo perciban.


Este pueblo ya ha empezado a experimentar una cultura alternativa a la tradicional. Con las fiestas patronales, diferentes, sin feriantes, se ha iniciado un ciclo que deberá continuar mejorando en los sucesivos veranos. La participación vecinal es un acierto, aunque en las fiestas de la Colonia apenas se ha notado, quizá por decisión de los concejales que no tienen puestos en el gobierno. Al parecer tener dos fiestas patronales carece de sentido y debería unificarse.

La crítica a que en agosto no debe permanecer cerrada la Casa de la Cultura hay que tomarla en serio y habilitar actividades precisamente para la temporada estival, si de lo que se trata es de que este municipio sea tomado en consideración a la hora de elegir donde pasar el verano.

Nuestros políticos, los que gobiernan y los de la oposición no son floreros elegidos por el pueblo. Tienen la obligación de colaborar y entre todos hacer que el pueblo sea más agradable, atractivo y administrar los pocos recursos que quedan después de pagar la nómina.

Parece que eso de hacer oposición por hacer oposición, para desgaste del que fue elegido para gobernar, ya no es de recibo. Todos deben aportar sus opiniones, sus ayudas, sus ideas. El ser nombrado concejal no es un trofeo a pasear por el municipio, sino una obligación, un mandato de quienes les han elegido para el bien de todos.

Los que acudan a la política municipal para trabajar y cobrar salario, como si de un funcionario electo se tratara, deben fijarse en el hartazgo que la ciudadanía muestra por la clase política en general. Lo dicen todas las encuestas. Así que mejor repensar en la función que deben desarrollar, también los de Torrelodones, antes de que la opinión pública se contagie de los anti-sistema y se desprestigie su labor.