Miércoles 23 de abril de 2014
Ponle freno a los puntos negros. Y esto no es un anuncio de cosmética. Me refiero a los de movilidad. Seguro que muchos de vosotros tenéis en vuestra zona un cruce con poca visibilidad, una acera en mal estado o una curva mal señalizada. Estas situaciones suponen un peligro ante el volante.
La carretera de Torrelodones a Hoyo de Manzanares vuelve a mostrar su lado más oscuro. Sin duda sabíamos que era uno de los puntos negros del tráfico que tenemos en el municipio y desgraciadamente el pasado 7 de marzo pudo comprobarse su peligrosidad.
Fue a las 18 horas cuando a la altura de La Higuera, un Citroën Xara que circulaba en dirección a Hoyo, quedó completamente destrozado al chocar por circunstancias desconocidas contra un árbol situado a la derecha de la calzada dejando al conductor inconsciente. El aviso de otros conductores hizo que rápidamente llegara un helicóptero del Summa y lograra reanimarlo y, aunque no mostraba ninguna herida de gravedad, fue trasladado al hospital para su observación.
Este hecho se producía dos semanas más tarde del aviso que hacía un vecino a ViveTorre referente a un tramo de carretera con diversos puntos de peligrosidad. En concreto, se trata de la incorporación desde la vía de servicio al Camino de Valladolid a la altura de la calle Emilio Llorente Navacerrada donde el pasado 21 de febrero, este torresano sufrió un accidente cuando un usuario salía de la calle Emilio Llorente y se metió, sin saber la causa, a la vía de servicio en dirección a Madrid, que está prohibido, dejando el vehículo hecho añicos. Y es que aunque está señalizado como prohibido, no existe un muro de hormigón lo suficientemente largo como para impedir su paso.
La Colonia, ruta de sombras
A raíz de estos hechos, casualidades o no, ViveTorre se puso a trabajar en este reportaje recorriendo las calles de Torrelodones en busca de nuevos puntos negros de movilidad, tanto a pie como en coche, con el fin de informar a los vecinos de su existencia, advertir de su peligrosidad y, como si de una campaña de tráfico se tratara, de amplificar la queja de aquéllos que cada día se encuentran con el peligro a la vuelta de la esquina para que llegue a las autoridades competentes y poner solución.
La zona con más puntos negros de movilidad de Torrelodones es La Colonia y desde allí vamos a hacer un recorrido turístico de zonas “conflictivas” que aquí resumo y que a mi parecer y al de muchos vecinos, son los más destacables. El primero de ellos y más evidente se sitúa en la carretera que une Torrelodones y Galapagar. Aquí, en junio de 2010, murió un vecino tras colisionar su turismo con un todoterreno. Justo a la salida de la Colonia en dirección a Galapagar la visibilidad es prácticamente nula además de contar con varios tramos de curva con el asfalto en mal estado.
Sin salir de esta zona, desde el Mercadito El Bulevar hasta la carretera de Galapagar el ancho de la acera es más bien estrecho, lo que impide que las madres o padres paseen con los carritos de los niños con seguridad.
Este mismo problema lo encontramos en el Paseo Andrés de Vergara, donde a la altura del número 4 de la calle, frente a Opencor, se encuentra una parcela a la vista abandonada, a la que le han puesto defendiendo el muro y sobre la acera, tres tramos de enrejado, esto es, alambre sujeto por dos postes que a su vez penetran en unas losetas prefabricadas de hormigón, lo que provoca que se utilicen nada más y nada menos que treinta centímetros de una acera de medio metro, haciendo imposible su utilidad y obligando a que los peatones caminen por la carretera. Además, a las afueras de esta parcela, junto a una vieja verja despintada, se ha colocado una valla que ha cedido por el viento hacia el exterior. Es cuestión de tiempo que el viento o el desgaste la tire dada su altura y su peso.
Cerca de allí, en la urbanización de Coto Norte de Prado Grande, comprendida por tres calles (José Luis Velasco, Teodoro Domingo y Pintor Boti), los vecinos se quejan (y ya lo habían hecho antes a través de su presidente ante el Ayuntamiento) del estado de sus calles y de las deficiencias que presentan: farolas, nuevas papeleras, carteles con el nombre de las calles…pero lo que realmente hace peligroso el paseo por la zona es el mal estado del asfalto, la falta de badenes en José Luis Velasco y de señales de límite de velocidad.
La zona de la estación
Si nos dirigimos a la estación de RENFE por la calle Agapito Martínez nos encontramos varios puntos negros, el primero de ellos en el cruce con la carretera de Galapagar, cuya visibilidad es prácticamente nula y tanto para girar a la derecha como a la izquierda hacia la estación hay que sacar el “morro” del coche para poder ver con el peligro que conlleva.
Una vez en la estación nos encontramos un hecho poco menos que curioso y que critican los vecinos de la zona; y es que el paso de cebra de la estación no coincide con la puerta de entrada lo que hace que ningún peatón lo utilice y se convierta en un cruce peligroso debido a la cantidad de tráfico. Además, el cebra-badén está levantado en diagonal respecto a la circulación, y la conducción es más que incómoda.
Si seguimos la ruta hacia la urbanización El Gasco y giramos hasta la carretera de Torrelodones, nos encontramos a la derecha con la calle Doctor Huertas, cuyos primeros 200 metros están en pendiente y forman una curva con poca visibilidad si además tenemos en cuenta que en días laborales y durante todo el día, los usuarios que cogen el tren aparcan a un lado de la carretera, convirtiéndola en una vía de doble dirección muy estrecha en la que solamente cabe un coche.
Si nos dirigimos ahora hacia la nueva Escuela Municipal de Idiomas, antiguas escuelas Vergara, en la calle Javier García de Leániz, nos encontraríamos con aceras absolutamente inaccesibles para las personas discapacitadas y los carritos de los niños debido a farolas y árboles sin protección, baches de todo tipo y huecos de escalera en medio de la acera.
Seguimos nuestra ruta hacia el Pueblo por la calle Jesusa Lara que finaliza en el stop del cruce con la carretera de Torrelodones. Que además de estar en pendiente, cruza a una vía de doble dirección sin ningún badén o señal que reduzca la velocidad de los vehículos. Por esta misma vía, si tu intención es ir al Colegio de Lourdes, situado frente al edificio de la Guardia Civil, debes tener cuidado con los coches que circulan por la carretera de Torrelodones, que vienen de una recta a una velocidad considerable y apenas les da tiempo de frenar.
Llegamos a la rotonda que da lugar a la vía de servicio para salir a la N-VI por un lado y el Colegio Los Ángeles por otro. Un punto en el que se produce uno de los mayores atascos del municipio, sobre todo a la salida de los niños de los centros educativos. Hay que decir que el tema de los atascos es un problema que preocupa e impacienta a los vecinos.
El pueblo, peor para los peatones
Si la Colonia es especialmente complicada para los conductores, el Pueblo lo es para los peatones. Pasos de cebra en lugares peligrosos, cruces sin visibilidad a la salida de escuelas infantiles…Concretemos ahora por calles.
Si nuestra idea es ir a recoger a nuestro hijo a la guardería ‘TETE’, debemos para ello poner todos nuestros sentidos puesto que justo a la salida del centro infantil, nos encontramos con un cruce de cuatro calles a las que el acceso sin accidente es prácticamente cuestión de suerte. Y es que tanto el cruce como las calles son tan estrechas que apenas dejan opción de maniobra para el conductor ni para el peatón sobre todo cuando las calles son ocupadas por vehículos aparcados.
Pero para cruces peligrosos los de la calle Señora Sergia con las vías que la atraviesan, bien para ir al Centro de Salud o a Flor de Lis, o el que finaliza en la calle Camino de Valladolid desde la Parroquia Asunción de Nuestra Señora y en el que han puesto un espejo que en vez de reflejar la distancia real de los vehículos que se acercan por la otra vía, parecen tener que recorrer varios kilómetros para llegar a ti cuando en realidad los tienes encima. La mayoría de los puntos negros del Pueblo están en la carretera que va a Hoyo de Manzanares, que más que una vía parece un circuito de Rally, pero de los de aventura con cuatro por cuatro: sin farolas, demasiadas curvas sin visibilidad, estrechas, rectas en pendiente…
Justo a la altura de la calle Palacios Carvajal acaban de instalar un paso de cebra hace un mes para que los vecinos que cruzan a comprar a Gigante no se jueguen la vida intentando cruzar al otro lado. Sin embargo, el remedio no es del todo válido, y es que las rayas del suelo no frenan a los coches y sigue siendo una vía muy peligrosa para el peatón. Los vecinos proponen un “guardia tumbado” para que los coches que bajen de Hoyo (deseosos de llegar a una recta) no aceleren y reduzcan la velocidad.
Sin lugar a dudas las deficiencias que hacen referencia al estado de las calles más que de las carreteras se sitúan en las urbanizaciones. Una de ellas, Los Robles, presenta defectos que los vecinos quieren denunciar. Sobre todo en la calle Cedro, donde un vecino se queja del estado de las aceras y el asfaltado, “que está totalmente levantado” debido a las raíces de los árboles que hay justo en frente y que además ensombrece la luz de la farola, lo que dificulta la conducción por la noche.
Asimismo, en la calle José Luis Velasco, un vecino asegura haber reclamado desde hace años reductores de velocidad. Otro torresano que vive en la citada urbanización, denuncia la peligrosidad que supone salir de Los Robles por la carretera de Hoyo hacia cualquier dirección. “Nos jugamos el pellejo cada vez que salimos de casa porque hacia donde te quieras dirigir los coches vienen a mucha velocidad y es un cruce que apenas tiene visibilidad”, asegura. “Un día va a ver una desgracia, pues incluso vienen sin luces al atardecer. Quiero proponer la instalación de vaivenes a esa altura, para persuadir y rebajar la velocidad de los vehículos”.
La Berzosilla, gran abandonada
Otra de las urbanizaciones que sufre las consecuencias de estar apartada del centro de Torrelodones es La Berzosilla, una zona que desde su entrada presenta mal estado en sus carreteras con el pavimento totalmente cuarteado y con numerosos baches en toda la urbanización. Asimismo, las aceras brillan por su ausencia y las visibilidad en sus curvas es prácticamente nula. Menos mal que hoy en día ya no hay que salir por la misma carretera a la vía de servicio para ir al Pueblo y ahora hay que llegar hasta la Berzosa, pero es entonces cuando el puente que cruza la autopista de La Coruña a esta altura se convierte en un lugar de cierta peligrosidad; y es que si tu deseo es ir en dirección Madrid tienes que cuidarte de los coches que llegan de la autopista desde Collado Villalba, pues no respetan los reductores de velocidad que se encuentran en la vía de servicio y pueden provocar un accidente si se encuentran contigo cambiándote al carril de la derecha sin la distancia suficiente para frenar.
Y así recorremos el anillo de los puntos negros de Torrelodones, un municipio que limita con dos zonas especialmente peligrosas: en la Colonia con la carretera de Galapagar, y en el Pueblo con la de Hoyo de Manzanares. Publicaron en 2008 que Fomento e Interior alcanzaron un acuerdo para adoptar una serie de medidas cuyo fin último era quizá demasiado ambicioso, acabar en 2012 con todos los tramos de concentración de accidentes de nuestras carreteras (776) con una inversión de 1200 euros destinados a este fin. Pero ¿qué pasa cuándo las carreteras están dentro del municipio? ¿De quién es competencia?. Lo que está claro es que de los vecinos no. Es nuestra responsabilidad seguir las normas y señales de circulación y conducir con precaución, “que la senda es peligrosa”, ya lo decía la canción, pero no nos hagan responsables de no cumplir las que no estén o no se vean, o al menos, no nos hagan víctimas de ellas.
Noticias relacionadas