Reportajes

Servicio Integral de Atención a Fauna de Las Rozas: los protectores de la fauna silvestre

(Foto: Ayuntamiento de Las Rozas).
Mabel Cazorla | Lunes 16 de septiembre de 2024

Jabalíes, cotorras argentinas, reptiles, buitres, abejas, corzos, búhos, y otros animales más exóticos como un emú, pavos reales o hasta un ualabí, que es una especie de canguro chiquitito. Son algunos de los ejemplares que ha recogido, a lo largo de su historia, el Servicio Integral de Atención a Fauna Silvestre de Las Rozas, el único servicio municipal de la región, junto al de Madrid capital, que responde a las incidencias con animales exóticos o silvestres con recursos públicos.



Este servicio realiza al año más de 500 intervenciones ante avisos de animales que no deberían estar en el entorno urbano: un búho real caído en el patio de una casa, un enjambre de abejas haciendo una colmena en una barbacoa, jabalíes andando por los jardines…

Javier Gavela, veterinario municipal, explica a MasVive que su misión es la de “solucionar estos problemas de la forma más amigable para los ejemplares capturados” y gestionar su traslado cuando no tienen un propietario legal. Lo habitual es llevarlos al Centro de Recuperación de Animales Silvestres de la Comunidad de Madrid o a entidades como Grefa o Brinzal.

El servicio tiene un protocolo de actuación en función de la especie con la que traten. A los ciudadanos, en caso de encontrarse con cualquiera de estos animales, se les recomienda no tocarlos y llamar directamente al 112 o al teléfono de la Policía Local (91 637 00 00). “La primera reacción que tenemos, ante la presencia de cachorros o animales indefensos, es intentar ayudarles”, nos recuerda Gavela, “pero no pensamos en los efectos que puede tener la ayuda para ese animal”. Si los tratamos como animales domésticos, los cogemos, les alimentamos… corremos el riesgo de que queden ‘troquelados’, explica, esto es, que se acostumbren a la presencia humana y no puedan regresar nunca a la naturaleza.

También alerta el veterinario municipal sobre la tenencia de animales exóticos o no considerados domésticos. “No nos damos cuenta del problema que pueden generar en el entorno. Los animales no son el problema, sino las personas que los traen”. Un ejemplo serían las cotorras argentinas, que de ser traídas como aves ornamentales han pasado a convertirse casi en una plaga, pero hay más. Como el emú, ave nativa de Australia, que un día hace 15 años, no se sabe muy bien cómo, apareció paseando por Las Matas y acabó siendo donada al Zoo de Madrid.

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