Torrelodones

Nacho Docavo, el escritor de las tribus

Nacho en su reciente viaje a Etiopía
Miércoles 23 de abril de 2014
Su tercer apellido es Alberti y no es casualidad: sobrino-nieto del poeta Rafael Alberti, quizá fue la sangre literaria la que le hizo desembocar en la escritura como forma de vida, aunque en su caso vinculado al mundo de las tribus y los viajes. Miembro de una de las primeras familias con arraigo en Torrelodones (su finca “El disparate”, antigua granja, sigue siendo el vínculo familiar), Nacho terminó sus estudios de etnografía y se lanzó a recorrer el mundo, cosechando vivencias que le han servido de inspiración para sus libros. Desde “Murió por los pelos” a “La flor de Madagascar”, “La sombra del relámpago”, “El alma del lama” o “Vuelta a la cueva”, suma ya quince títulos publicados, todos ellos con un protagonismo étnico en el que, a través de una historia novelada, va mostrando con agudeza descriptiva el estilo de vida y las culturas de las distintas razas del mundo, desde las tribus del Amazonas, los aborígenes australianos, los lamas tibetanos o los indios de las reservas estadounidenses, son pocas ya las razas que le quedan por conocer. Su vida nómada y viajera contrasta sin embargo con su trabajo metódico: Nacho pasa prácticamente un año documentándose antes de viajar a un país determinado, por lo que tiene ya una idea bastante clara de lo que va a escribir y cuál será su itinerario y su proyecto cuando está en el terreno, donde permanece observando, conviviendo y escribiendo durante al menos cinco meses. Dispone también de una serie dedicada al público juvenil que narra las aventuras de “Camaleón” (S.M. Ediciones), un niño de quince años que trabaja en un circo a quien le van ocurriendo aventuras de todo tipo que le llevan desde a desentrañar los misterios de las tumbas de Menorca hasta a resolver conflictos en los Balcanes; una serie que cuenta ya con cinco libros y tendrá continuidad. Nacho nos confía el próximo viaje que tiene en mente: a la Isla de las Flores de Indonesia, a investigar a fondo el descubrimiento del “Homo florensis”, del que se ha afirmado que viene a completar el complejo panorama de la evolución humana.

Corredores etíopes: “Atletas de las tierras altas”
Nacho ha regresado recientemente entusiasmado de su última aventura-proyecto: escribir un libro sobre la larga historia de los corredores etíopes, descubrir de qué están hechos esos deportistas para ganar todas las medallas de resistencia sin apenas disponer de pistas adecuadas en sus ciudades para entrenar. La prueba la acabamos de ver en los últimos mundiales de atletismo de Osaka: dos mujeres etíopes se han hecho con el oro en los 5.000 metros (Meseret Defar) y en los 10.000 metros (Tirunesh Dibaba), y el oro y plata de los 10.000 masculinos también ha recaído en dos etíopes (Kenenisa Bekele y Sileshi Sihine). Nacho ha entrado en sus casas, ha hablado con sus familias, ha recorrido las calles de Bakojy (el pueblo donde hay más medallas olímpicas por kilómetro cuadrado del mundo) y conoció a Sintayehu, entrenador de corredores y descubridor de grandes talentos como Fatuma Roba (campeona olímpica de maratón en los juegos de Atlanta, quien de niña tenía que recorrer todos los días los quince kilómetros que separaban su casa de los campos de cultivo). También visitó los campos de entrenamiento de los chavales etíopes, que viven en casas de caña y barro, sin luz ni agua, y corren sin calzado adecuado, y fue la ilusión y dedicación que vio en ellos lo que le ha impulsado a iniciar el proyecto “Zapatillas para Etiopía” de recogida de zapatillas para enviar a estos corredores, para el que espera contar con la colaboración del Ayuntamiento de Torrelodones y encargarse personalmente de que el material llegue a su destino (les mantendremos informados de su realización en próximos números). “El problema es que la mayoría de las ayudas que recibe el país se las queda el gobierno”, comenta Nacho, “y allí siguen siendo familias muy grandes, sin futuro para los jóvenes, por lo que destacar en el deporte es para ellos una oportunidad de salir de la pobreza”. Según asegura, la federación de Atletismo de Addis-Abeba está ubicada en un sótano, no dispone ni siquiera de un aparato reproductor de DVD y no recibe ninguna subvención del gobierno, algo increíble para un país que tiene tantos atletas en la elite mundial.
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