Carlos Llano: “Cualquiera puede recorrer 250 km. en el desierto”
miércoles 23 de abril de 2014, 12:06h
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Ha recorrido 250 kilómetros del desierto de Chile en siete días. Según un estudio de la revista The Times, el Atacama Crossing es la prueba de autosuficiencia más dura del mundo y ha sido el único español en conseguirlo.
Se llama Carlos Llano, tiene 27 años, y es de Torrelodones. Asegura que cualquiera puede lograrlo con ilusión y afán de superación. Su próximo destino: Canadá y China
“Así es. En un principio íbamos a participar cuatro, entre ellos el famoso Josef Ajram pero él y otro, al final no vinieron. El que se presentó conmigo abandonó en la cuarta etapa porque tenía los pies destrozados. Yo acudí con el único objetivo de acabar, la satisfacción de terminar una carrera así es inexplicable”.
¿Por qué decides emprender esta aventura?
Yo empecé a correr porque me rompí la rodilla y me lo recomendaron como parte de la rehabilitación. Como muchísima gente, mi primera carrera fue la San Silvestre y se me quedó algo corta así que poco a poco fui buscando pruebas más difíciles. En 2010 hice el Maratón de Sables, la prueba de autosuficiencia más conocida popularmente, en el Sáhara marroquí, y como dice un amigo mío se me metió el veneno en la piel. Ahora se ha convertido en mi estilo de vida.
¿Cómo te has preparado para una prueba tan dura?
Yo pertenezco a un club de triatlón, por lo que mi entrenamiento es bici, natación y correr. En el mes previo al Atacama me centre mas en correr, hacía salidas con una mochila de hasta 9 kilos de 2 horas y 2 horas y media pero allí son 6, 7, 8 e incluso más las horas que estás corriendo por arena, río, piedras, fango. Es increíble pero aunque vayas comiendo no notas que te ha descendido el peso de la mochila hasta el quinto día. Aunque suena muy increíble, creo que cualquier persona puede hacer este tipo de pruebas, son más psicológicas que físicas. Tienes que concienciarte que lo vas a pasar mal y si tienes ilusión por vivir la experiencia seguro que conseguirás acabarla.
¿Tuviste momentos de flaqueza?
Sí, claro que se tienen. Los pies se te destrozan, hace mucho calor, tienes hambre, se descansa fatal, es imposible no tenerlos, pero nunca me planteé abandonar. A mí, por ejemplo, la segunda etapa me costó muchísimo, el Suunto de una compañera registro 6.200 m. de ascenso. Estaba deseando llegar a meta. Es entonces cuando tienes que despistarte. En mi caso me ponía el MP3 o incluso si tenía cobertura, llamaba a algún familiar o amigo para hablar con ellos y que se me hiciera más ameno el camino.
¿Cuándo viviste tu peor momento?
Fue del 4º punto de avituallamiento al 5º en la etapa de los 73km. Era en el Valle de la Luna, un lugar espectacular. Se me agrieto la planta del pie izquierdo y cada vez que pisaba notaba perfectamente cómo se me abría la herida. Hasta entonces ocupaba el puesto 27 de los 112 que participábamos, pero al llegar al punto de avituallamiento, en el kilómetro 53 tuve que parar a curarme la herida. En ese momento ya pierdes tanto tiempo que te da igual quedar el 40 o el 50.
¿Y el día que te sentiste mejor?
El final de la cuarta etapa era el temido salar de 14 km. A esa parte de la carrera llegué fenomenal y lo recorrí en apenas 2 horas. Es una parte muy difícil porque pisar sobre un salar es parecido a hacerlo sobre corales de mar, apenas se puede correr. En ese salar me hice hasta agujeros en la suela de las zapatillas. Al terminar la carrera las tuve que tirar a la basura.
¿Cada cuántos kilómetros tenías un punto de descanso?
Solía haber un punto de avituallamiento cada 8-10 km. donde podía recargar los bidones de agua y estirar un poco la espalda. En este tipo de carreras el peso de la mochila y los dolores que te provoca en la espalda y los hombros te limita muchísimo, por eso en cada punto de avituallamiento aprovechaba para descargarme un momento la mochila y estirar.
¿Puedes abandonar en el momento que quieras?
Si, pero estás en medio del desierto. En el maratón de Sables tenía un cohete para avisar de que querías abandonar y venía un 4x4 a buscarte. Aquí la única manera era aguantar hasta el próximo punto de avituallamiento o esperar que pasara algún compañero para que informara a la organización. Además, cada hora más o menos, pasaba un coche de la organización para controlar el recorrido. Luego, si abandonas, tienes la opción de seguir el recorrido como observador en el coche o ir al hotel, en el pueblo de San Pedro.
¿De qué te alimentabas?
Me llevé 42 barritas energéticas y alimentos liofilizados que es comida muy ligera y deshidratada a la que tienes que echar agua caliente. Entre los compañeros de la haima teníamos mucho tráfico de comida porque nos cansábamos de comer siempre lo mismo.
¿Alguna anécdota?
Para dormir, como hacia tanto frío por la noche, yo creo que llegábamos a bajo cero, la gente se enrollaba con la manta de supervivencia. Yo la ponía como base del saco porque existe el peligro de mojarte por la condensación, y llenaba dos botellas de agua caliente para ponerlas junto a mis pies. Sólo así lograba dormir hasta la 1 de la madrugada, que era cuando las botellas ya no estaban calientes. Además, para evitar salir fuera de la haima de madrugada para hacer pis todos los compañeros dormíamos junto a una botella vacía y cortada.
¿Qué fue lo primero que hiciste cuando llegaste a tu casa?
Dormir. Al llegar a la meta la organización te da pizza y refrescos y me comí 10 trozos de pizza y 4 latas de Coca-Cola. Los siguientes días estuve viajando por Chile y Bolivia y pude comer bien por lo que cuando llegué a mi casa tenía ganas de dormir en mi cama.
Este año participaré en el Ultraman de Canada, que consiste en recorrer el primer día, 10 kilómetros a nado y 145 en bici, 250 kilómetros en bici el segundo día y 85 corriendo el tercero. En esta prueba solo somos 40 participantes y es necesario tener invitación. Yo soy el único español. Además como entrenamiento haré el maratón de Madrid y un Ironman 70.3 en Mallorca. El año que viene participaré seguro en el Gobi, el desierto mas ventoso del mundo y la otra carrera será la Cape Epic en Sudáfrica o The last desert en la Antártida.