La cortina de humo de la Ley Antitabaco
miércoles 23 de abril de 2014, 12:06h
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Se prohíbe fumar en locales de uso público cerrados. Tampoco está permitido en los parques infantiles, ni dentro ni fuera de espacios sanitarios, ni siquiera en las zonas de los aeropuertos que antes estaban habilitadas para el fumador.
Para algunos, la nueva reforma a la ley antitabaco aprobada por la Comisión de Sanidad del Congreso de Diputados, está hecha para salvaguardar la salud pública y según otros, para llenar las arcas del Estado con sanciones e impuestos. Pero sobre todo, la ley que entró en vigor el 2 de enero, trajo el malestar general de fumadores y empresarios.
Ya no hay distinción entre zonas para fumadores y lugares libres de humo. La nueva reforma de la ley antitabaco puede resumirse en que se prohíbe fumar en todo lugar cerrado que vaya a ser compartido. Así, España se convierte en uno de los países más restrictivos contra el tabaco que, según Sanidad, es la primera causa de muerte evitable en España. Cada año fallecen unas 60.000 personas; 1.500 de ellas son fumadores pasivos. Evitar esas muertes y las enfermedades que conlleva el tabaquismo es, según la ministra de Sanidad, Leire Pajín, el propósito de la ley, una norma que ha estado envuelta desde el principio en el debate y la polémica.
Miguel Ángel Galán, presidente de la Asociación de Empresarios de Torrelodones, afirma que, aunque “la ley no ha pillado por sorpresa, en mi opinión no ha llegado en el mejor momento para la hostelería”. “Estamos perdiendo clientes. La ley es lógica, pero el momento y la forma de hacerlo, no”. Para Galán, poco sentido tiene que primero obligaran a los hosteleros a habilitar zonas para fumadores con sus consecuentes gastos, y ahora lo prohíban. “Deberían indemnizar a las empresas que hicieron una reestructuración en su local y ayudar económicamente a los hosteleros para adecuar ahora todo el mobiliario urbano necesario para el exterior”.
Sin embargo, el presidente de la AET reconoce también la parte positiva de la reforma. “Yo no soy fumador y llevo sufriendo el tabaco desde que me hice hostelero. Con el humo tenía que pintar el local todos los años y tenia que tener una maquina especial de extracción. Ahora llego a mis locales y no huele a humo”.
Como asociación, la AET ha mandado a sus socios los carteles obligatorios que tienen que poner en los locales y la ley para que la conozcan. “Hay mucha gente que no sabe qué está prohibido y qué no”, concluye.
Se prohíbe fumar donde se vende tabaco
Como hostelero, Ruben Darío, dueño de Pinchos Gourmet, no tiene una opinión muy favorable de la reforma. Para este empresario, “el gobierno justifica la reforma para el beneficio social pero lo único que hace es sacar beneficio con las máquinas de tabaco”. “Si de lo que se trata es de salvaguardar la salud, lo que tienen que hacer es obligar a las tabacaleras a reducir los elementos adictivos del tabaco. Es absurdo que prohíban fumar pero no la venta del tabaco. Deberían darnos un sector para los adictos ya que ha sido el propio sistema el que nos ha drogado.” Aunque como empresario aún no ha notado una desmesurada caída en las ventas “porque hemos estado en fiestas”, sí confiesa vivir cada día “un descontento general”. Y lo que parece asombroso “ahora la gente sale a la calle a fumar más por la presión psicológica. El fumador no tiene culpa de serlo. Tienen que curar a los adictos, no castigarlos”, declara.
En el caso del restaurante El Cazador, su dueño Ángel, afirma no haber notado aún una bajada en las ventas. Sin embargo, sí afirma que los clientes “no están tan a gusto fuera en la terraza como lo estaban dentro, pero son muy respetuosos”. “Lo más molesto, confiesa, es tener que enfrentarte a tu cliente, tal y como están las cosas como si fueras un policía. Durante el fin de semana, el restaurante parece el metro, con tanta salida y entrada de gente”.
Por otro lado, los estancos de Torrelodones no parecen tan afectados por la reforma como por la subida de precios del tabaco. “De momento nos mantenemos en las ventas, aunque es verdad que como los precios han subido, algunas personas han cambiado a marcas más baratas”. La propietaria del estanco de la Avenida de Valladolid, Cava Torrelodones, afirma que ha observado un cierto “pique” entre los fumadores y los no fumadores. “Antes se respetaban más y ahora los no fumadores controlan más a los que lo son”.
Muerte evitable
Desde el punto de vista médico, puesto que la reforma se basa en la salud pública, hablamos con Maria José Ferreiro, Jefe de Neumologíaa del Hospital Madrid de Torrelodones. Como neumóloga, Maria José tiene un mensaje claro para los fumadores “la muerte y enfermedades por tabaquismo son evitables”. Está demostrado que el 95 por ciento de la población fumadora mayor de 40 años está infectada por la enfermedad de la EPOC o bronquitis crónica, y que el 85 por cierto desaparece si dejas de fumar. Lo mismo ocurre con los tumores pulmonares. El 80 por ciento son debidos al tabaco y tienen una supervivencia de cinco años. “Es importante que la gente sepa que estas enfermedades son evitables”.
Para aquellos que quieran dejar de fumar, Maria José Ferreiro apunta como primer paso “la decisión firme y la búsqueda de una fecha para su cesión. El siguiente paso en el apoyo psicológico y la medicación, que es lo que se ha demostrado científicamente”, haciendo referencia al aumento en las ventas de sustitutivos del tabaco como los cigarros electrónicos. “No está demostrada su eficacia aunque quizá ayude al hábito de tener algo en la mano”.
Se observan algunas contradicciones: para los empresarios lo peor es que la ley se impone en tiempos de crisis pero ¿saben que un fumador gasta cerca de 2.300 euros al año en cigarrillos?. Por otro lado, el gobierno prohíbe fumar en sitios públicos donde se permite vender tabaco. ¿Priman los ingresos por impuestos del tabaco y las sanciones (30 euros si te ven fumar una vez y 600 si se repite tres veces), a los gastos en sanidad por las enfermedades que provoca?. Si la ley está enfocada al respeto de los no fumadores, ¿dónde está el respeto a los fumadores?. Ya se oyen rumores sobre la aparición de un nuevo fenómeno: “el cigarrón”: gente agolpada en las puertas de los bares fumándose un cigarrillo, y quién sabe si cogiendo una pulmonía además de cáncer de pulmón.