En la muestra se pueden ver obras procedentes de Pakistán, China, Tíbet, India, Nepal, Myanmar (Birmania), Tailandia, Camboya, Java y Bali. Como explican en la presentación de la exposición, “en una Era como la actual, en la que prima la velocidad, la comunicación, la modernidad... la conservación y divulgación de los tesoros de nuestras culturas y civilizaciones es un compromiso que tenemos con las nuevas generaciones, acercándoles a las costumbres, tradiciones, ritos y esencia de nuestros antepasados”.
Las esculturas están acompañadas de una serie de cartelas en las que se explica la historia y significado de las esculturas, entre las que destacan las estatuas de Buda, muchas de ellas esculpidas con los ojos cerrados o casi cerrados, lo que indica que mira hacia el interior, no al exterior, para ver lo que realmente busca, lo que se encuentra dentro de si mismo. Son rostros llenos de paz, y que se representan de forma casi andrógina, simbolizando que lo importante es la humanidad, el equilibrio, el yin y el yang.