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La Guerra Civil en Torrelodones (II) La Batalla de Brunete

Los planes del ejército sublevado de tomar Madrid desde el principio de la contienda se mostraron inequívocos, máxime cuando el 14 de diciembre de 1936 se había conseguido tomar Boadilla del Monte…

miércoles 23 de abril de 2014, 12:06h
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Estado actual del observatorio utilizado por los republicanos durante la batalla.
Estado actual del observatorio utilizado por los republicanos durante la batalla.
Sólo dos semanas después los combates llegaban hasta Villanueva de la Cañada, y en los arrabales de Madrid se comenzaban los bombardeos. Tras un pequeño parón por las fechas navideñas, el 3 de enero de 1937 los sublevados reanudaban la ofensiva en torno a la carretera de La Coruña, tomando Las Rozas y El Plantío el día de Reyes; el objetivo era cortar las comunicaciones con la sierra y colocarse sobre la parte norte de la capital. La defensa de la ciudad fue muy dura, y la ofensiva se vio detenida.

El contraataque republicano se produjo el 11 de enero de 1937. Empleando numerosos carros de combate –los republicanos usaban material soviético, de mejor factura que los carros alemanes del otro bando – rompieron las defensas franquistas en Las Rozas, destruyéndose en los combates 270 de las 375 edificaciones de la localidad. Sólo 13 casas quedaron en pie, sin daño alguno. A pesar de esta victoria momentánea, los combates se intensificaron el 17 del mismo mes, para continuar hasta el 21 de julio, sin un claro vencedor.

Ante tal coyuntura, el estado Mayor Republicano, con el coronel Vicente Rojo como principal artífice, pretendía dos objetivos principales: en primer lugar, detraer tropas nacionales en el frente norte, donde el 19 de junio de 1937 había caído Bilbao, estando amenazadas Asturias y Cantabria. En segundo lugar, cortar las comunicaciones del Ejército de Franco y cercar y destruir parte de dicho ejército que acechaba Madrid. La localidad elegida era Brunete, para continuar hacia Navalcarnero, apoyados por ataques en la zona norte de Aranjuez y en el sureste de la capital de España, hasta unirse con las fuerzas del centro. En total, 85 mil hombres con el apoyo de 40 carros blindados, 300 aviones, 130 tanques y más de 220 piezas de artillería de campaña. Para ello, además, Rojo esperaba alcanzar los objetivos antes de que llegasen los refuerzos a las tropas nacionales.

Los republicanos situaron su cuartel general en Torrelodones, en el palacio de “El Canto del Pico”, debido a que su situación a 1.011 metros de altura permitía divisar 37 localidades de la provincia. En sus inmediaciones se situaron varias posiciones defensivas, entre las que destaca un espectacular observatorio de hormigón, ladrillo y roca granítica con acceso mediante escalera exterior, muy cerca de la carretera que une Torrelodones con Hoyo de Manzanares (40º35.198'N 003º 54.747'O) Todo el perímetro exterior permite la observación al aire libre al estar provisto de barandilla metálica; su posición elevada permitía una buena panorámica de la carretera de La Coruña, monte de El Pardo y llanura hacia la carretera de Extremadura. Diversas inscripciones aparentemente contemporáneas de la construcción la identifican como Posición “Lince”.

Los primeros movimientos tuvieron lugar a comienzos del mes de julio, tomando el 7 de ese mismo mes la localidad de Villanueva de la Cañada por la XIII Brigada Internacional, y aunque hasta el día 11 la situación es favorable a los republicanos, la intervención aérea y la reacción de las tropas sublevadas hace que un día después (el 12) los republicanos deban pasar a la defensiva.

El calor, por encima de 38 grados, y la falta de coordinación en las comunicaciones en ambos bandos, a lo que se unió la eficacia de los aviones alemanes Me-109 (superiores a los Mosca soviéticos) así como la muerte en combate de alguno de los oficiales republicanos –caso de George Nathan, al mando de la XV Brigada Internacional– provocó el desasosiego entre los soldados republicanos y, en algún caso, un abierto amotinamiento, caso de la mencionada XIII Brigada Internacional.

Tras ser retirada del frente y recibiendo la orden de volver a primera línea, parten armados en camiones hacia Galapagar “decididos a llegar a la capital (Madrid) sea como sea” pasando por Torrelodones, donde son detenidos a la altura del Monte de El Pardo por Guardias de Asalto apoyados por blindados. Sus mandos fueron destituidos y juzgados y sus hombres, tras severo examen, repartidos entre las demás Brigadas Internacionales del sector. La XIII B. I. quedó disuelta.

Aunque el general franquista Varela quería concluir la batalla persiguiendo a los republicanos, Franco le hizo desistir, manifestando la prioridad de concluir la guerra en el norte. Al concluir los combates el 24 de julio, los republicanos conservaban las localidades de Quijorna, Villanueva de la Cañada y Villanueva del Pardillo, pagando por ello un precio de 20.000 muertos y entre 60 y 100 aviones. Los nacionales perdieron 23-25 aviones y 17.000 hombres.

Fernando Herreros Hidalgo
Profesor e Investigador de la Historia Local.
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